Una educación sentimental
e claros ecos flaubertianos es el título. Y tal vez también el sentir de la voz poética. El ser humano en todos sus sentidos, pero con fuerte preeminencia del amor frente a todo lo demás. Ya no sé si soy yo el que cae hacia ti por una ciudad rota, quien te busca entre voces, rumores y leyendas a través de los túneles del metro o bajo el parpadeo del neón sin hallarte jamás, y luego se despierta con una feroz hambre de infinito.