La destrución de Numancia
Escrita hacia 1585, he aquí la heroica defensa de Numancia, capital de los celtíberos arévacos, que en el año 133 a. C. decidieron morir de hambre antes que rendirse a los romanos de Escipión. Con una mezcla de fuentes históricas, motivos literarios, dramas ficticios y proyecciones alegóricas, es ésta una obra que, si bien tuvo poco éxito en su tiempo y no fue publicada hasta el siglo XVIII, desde entonces no ha dejado de despertar interés como paradigma del sacrificio supremo por la libertad frente al invasor. Aplaudida por lectores y crítica por su amenidad y alejamiento de la tragedia erudita senequista de la época y la sobriedad de sus personajes alegóricos, como La Fama o el río Duero, no renuncia Cervantes al efectismo final, como cuando el niño Viriato se arroja desde una torre para no caer en manos romanas, que quedan así derrotadas por su propia brutalidad. No es La destruición de Numancia una simple reconstrucción arqueológica de un hecho histórico del pasado, sino que Cervantes, con la magia de su pluma, nos presenta una obra llena de personajes complejos y situaciones extraordinarias que hacen las delicias de cualquier que se adentre en sus páginas. Y ahora, gracias a la edición preparada por Alfredo Hermenegildo, podemos leerla en su completa heterogeneidad.