Vida privada de los Borbónes Tomo II: De Fernando VII a Alfonso XVIII

Bajo el reinado de los Borbones hemos visto consumirse nuestro poderío colonial y las mejores energías de la nación. FERNANDO VII fue un hombre mezquino, cobarde, falto de cultura, de carácter retorcido, escaso de entendimiento y felón. Bajo su reaccionario reinado se abrieron de par en par las puertas de la adulación, de la corrupción, de la venalidad, del espionaje y del soborno. Sus consejeros privados no eran mejores que él: un ambicioso sin talento como Escóiquiz; la hez de la plebe, como el esportillero Ugarte; el aguador Chamorro, el peluquero Moreno. ISABEL II era una ignorante, caprichosa, maleducada y sensual por temperamento. Obligada a casarse con su primo, misógino y andrógino, su vida fue una protesta y una venganza contra ese matrimonio inhumano. Francisco de Asís no valía mucho más que su esposa, pues había concebido su matrimonio como un negocio. ALFONSO XII, capaz e inteligente, tuvo la desgracia de perder a su prima y esposa, María de las Mercedes. Desde entonces perdió el norte, no creyendo en sí mismo ni en su oficio de rey. Su régimen de vida: trasnochado, juerguista y mujeriego, contribuyó a su rápida muerte. Heredó el vigor sexual de su familia que, exacerbado por su tuberculosis, fue más intenso. ALFONSO XIII fue, desde el primer instante de su vida, Su Majestad el Rey. Desde su niñez le rodeó una atmósfera severa, encogida, rutinaria, halagadora, fuertemente clericalizada y poco permeable a los aires del exterior. Antojadizo, avezado a la intriga, dio, con su actuación y comportamiento, una imagen de hombre frívolo. El hecho de propiciar el ascenso dictatorial del general Primo de Rivera le costó la pérdida del trono y el destierro.