Mis memorias íntimas. Reinado de Fernando VII.
Ningún libro de memorias de españoles escrito en el siglo XIX recorre con tanto interés dos reinados y dos regencias. Debido a la riqueza de esta fuente, un grupo de historiadores, vinculados por un proyecto de investigación, hemos decidido acometer una edición comentada de las Memorias del II marqués de Mendigorría, dividida por periodos históricos. En este volumen el profesor Antonio Moral Roncal ha aportado dos centenares de anotaciones que ilustran y aclaran muchos de los hechos y personajes citados en el mismo. El 27 de junio de 1885, La Real Academia de la Historia emitió un informe del que extraemos algunos párrafos sobre esta parte dedicada al reinado de Fernando VII: ... empieza con los años de su más tierna juventud, después de haber citado con justo elogio las más ilustres acciones de sus abuelos, y muy en particular las de su padre, oficial bizarro que en una de las provincias sublevadas en América, a principios de este siglo, perdió noblemente la vida por la patria en la plaza del Potosí, donde fue fusilado por los rebeldes a 10 de diciembre de 1810 (...). Están consagrados los siete primeros capítulos -que por cierto no son los menos curiosos del libro- a los tiempos de Fernando VII y de la juventud del autor, ocupando en ellos la política un lugar subalterno, y otro más principal escenas de la milicia, en las cuales figura Córdova como oficial subalterno de la Guardia Real, si bien ya bastante conocido por sus relaciones de familia, por su gallardía y por aventuras que le ganaron cierta especie de notoriedad, y que son conducentes para la verdad del cuadro y para pintar las costumbres de la época, retratadas con plausible ingenuidad (...). Es justo clasificar entre los capítulos más importantes los que se refieren al espacio que medió entonces entre la primera enfermedad del Rey y su muerte, aun cuando no suministra muchos datos interesantes acerca de lo ocurrido en Madrid y en la Granja. Pero es muy curioso e históricamente interesante cuanto el autor cuenta acerca de lo acaecido por aquellos días en Portugal, adonde había ido con carácter de ayudante y agregado de la Legación que en señal de particularísima confianza había sido confiada por Fernando VII a su hermano D. Luis, encontrándose allí en presencia del infante D. Carlos, que había salido de Madrid como desterrado (...). Contienen además capítulos muy curiosos, consagrados a la descripción de las costumbres y vida social en diferentes períodos, y otros también, como puede suponerse, no poco estimables, consagrados a la organización del ejército y otras materias militares, acerca de lo cual, según opinión general, era el Marqués de Mendigorría sujeto muy versado y experto.