Los militares en la democracia española
Buena parte de los logros de la democracia española no hubieran sido posibles sin la colaboración -no exentade cierto servilismo- de los generales y altos mandos militares. Pero ello no obsta para que su pasividad enocasiones, y abandono la mayoría de las veces, hayan llevado a la situación actual. Los generales en activoÓcon alguna honrosa excepción- no han hecho sino dar prueba de un entreguismo y de una dejación de susresponsabilidades sin parangón en la historia de España, subordinando sus carreras y tareas a la magnanimidadde los políticos del momento, dando un mal ejemplo a sus subordinados e hipotecando su futuro y el de lacarrera militar como tal.Ahora que ya está más que concluido el proceso inicial de entronización de la democracia en España,puede afirmarse que la llamada Transición quizá haya sido después de todo el momento más brillante de lahistoria contemporánea de la nación, incluso con sus claroscuros y errores. Pero la reforma militar iba de lamano de la reforma política, y el general Gutiérrez Mellado no fue capaz de trazar el camino ni de mantener lacalma en una institución que estaba en el centro de la atención del público y de la clase política. A la postre fueel propio Gutiérrez Mellado quién más política hizo, sin contribuir para nada a la modernización.