La Corte de Carlos IV
En la España de Carlos IV no existe un odio estamental declarado contra la nobleza, no acontece lo que sí sucede en Francia, una persecución a sangre y fuego. Por eso es posible cierta confraternización social, que era incluso secular. De otro lado, estas facciones no son ajenas al pueblo, con el que existe una voluntad de identidad, un fenómeno que no incluye la reciprocidad ideológico-cultural de una forma exacta, como es lógico; salvo para trasladar ciertas preocupaciones culturales (teatro, toros) y políticas puntuales, dentro de un marco histórico de relaciones novedoso: la "nación", diluida en el pueblo sin más. Es aquí donde coinciden Pepita González, la condesa de Amaranta y la duquesa de Lesbia entre otros personajes dentro de la galdosiana Corte de Carlos IV (1873), el segundo de los Episodios Nacionales, una densa y compleja obra, considerada una especie de radiografía de la sociedad española. (Francisco Javier González Martín).