La construcción de bajeles en los astilleros reales de Guarnizo
El Real Astillero de Guarnizo se situó durante algo más de la primera mitad el siglo XVIII como el principal proveedor de navíos de guerra para la monarquía hispánica. Construyó algunos de los buques más conocidos de su época, como el Real Felipe o el San Juan Nepomuceno, y que forman parte de la historia naval de España.
Fundado por Antonio Gaztañeta en las laderas del Monte Marítimo de Guarnizo, frente a la ría de Astillero, fue el continuador de los otros astilleros reales que construyeron los primeros galeones oceánicos con Cristóbal de Barros, a finales del siglo XVI, y los novedosos galeones del general Díaz Pimienta, en el siglo XVII, en las suaves laderas de Guarnizo, en el sitio de Potrañés.
La actividad constructora naval en la Ría de Solía, en la zona de Guarnizo, se venía produciendo desde muy antiguo, cuando los romanos cargaban aquí el hierro de las minas de Cabarga, y continuó con las naos para el comercio con Inglaterra, Flandes, etc. Los galeones y navíos para comerciantes particulares se continuaron fabricando cuando decaía la demanda de naves para la Corona, lo que sucedió tanto en el astillero de Potrañés (Guarnizo), como en La Planchada (Astillero). Analizamos en estas páginas como se fue produciendo este cambio de promotores, qué circunstancias llevaron a ello, por qué continuó el Real Astillero construyendo navíos de guerra cuando ya estaban los tres arsenales en funcionamiento y los avatares históricos que influyeron para convertir el Real Astillero de Guarnizo en la escuela de los algunos de los mejores constructores de la historia de la Armada Española.