Guerra acorazada. Seis aspectos del combate con tanques
El carro de combate ha pasado en un siglo desde un artilugio concebido para superar las trincheras y las alambradas, a ser el arma dominante de los campos de batalla. En prácticamente todos los enfrentamientos del siglo XX los carros de combate han sido protagonistas decidiendo los enfrentamientos. Desde las montañas noruegas a los atolones del Pacífico, desde las montañas españolas hasta las atestadas ciudades de oriente, la presencia de tanques ha sido y es el factor que desequilibra las batallas.
En la Guerra Civil Española, prolegómeno de la Segunda Guerra Mundial, ambos bandos emplearon sus pocos tanques desarrollando las tácticas que años después servirían para barrer Europa. La Segunda Guerra Mundial fue la edad de oro del carro de combate, en la que las divisiones panzer conquistaron Europa obligando a los aliados a desarrollar poderosas fuerzas acorazadas para batir a los alemanes con sus mismas armas. La Guerra Fría vio el crecimiento de éstas y a ambos lados del Telón de Acero decenas de miles de tanques se preparaban para esa guerra definitiva que por fortuna no ocurrió. Pero mientras en casi cualquier choque, en cualquier lugar del mundo, era el carro de combate el que imponía su ley.
En seis capítulos, esta obra revisa el papel de los carros de combate durante el siglo XX. Comenzando por las batallas de la Guerra Civil en Madrid, siguiendo por las fuerzas acorazadas alemanas y aliadas en la Segunda Guerra Mundial, y terminando en Vietnam, donde los carros de combate pelearon en junglas y estrechos callejones, en un escenario para el que no habían sido concebidos pero que también dominaron.