Fotografía de lo sublime. Las marinas de Gustave le Gray
El Archivo General de Palacio y la Real Biblioteca atesoran algunos de los más emblemáticos ejemplares de la historia de la fotografía, entre los que se encuentra la serie de vistas marinas de Gustave Le Gray que presentamos. Desde los inicios de la fotografía, durante el reinado de Isabel II, este novedoso arte entró a formar parte de las Colecciones Reales, caracterizándose desde el primer momento fundamentalmente por dos elementos: la excelencia de los autores y la extraordinaria riqueza temática. Figuras como Charles Clifford, Jean Laurent, Ángel Alonso Martínez, José Martínez Sánchez, el infante Sebastián Gabriel de Borbón, la compañía fotográfica Napoleón o Pedro Martínez de Hebert, entre otros autores, forman parte del importante acervo fotográfico de Patrimonio Nacional. Sus cámaras recogieron un extenso y variado elenco de escenas, desde el retrato, al registro de los bienes artísticos de la corona, pasando por las grandes obras públicas, los eventos culturales, los desastres naturales y la rica serie de vistas que incluye no sólo capitales europeas, sino que abarca también muchos países del próximo y lejano oriente. Gustave Le Gray, con formación de pintor y dotado de inquietudes científicas, tuvo un gran protagonismo en el perfeccionamiento de la técnica fotográfica. Su obra reivindicó el valor artístico de la fotografía con la serie de marinas tomadas entre 1856 y 1857, quince positivos realizados en la costa atlántica de Normandía y en el puerto mediterráneo de Sète. La serie fue expuesta por primera vez en Manchester, en la muestra Tesoros Artísticos del Reino Unido de 1857 y el reconocimiento fue unánime. Marc-Antoine Gaudin, crítico de arte de la revista La Lumière, la calificó como el evento del año . La obra se distribuyó en forma de álbum bajo el título de Vistas del Mar, registrándose su entrada en la Real Biblioteca de Palacio el 16 de marzo de 1859, en una cartera de terciopelo encarnada con vistas fotográficas de Puerto de Mar . Las fotografías fueron separadas y enmarcadas para ser instaladas en el Palacio Real de La Granja, donde permanecieron hasta su traslado a finales de los años ochenta del siglo XX al Archivo General de Palacio.