En torno al arte
Acostumbramos a hablar del mundo de la ficción como si a un texto o una imagen le correspondiera uno y solo un mundo, como si una novela representara todos los estados de cosas y los hechos de ese mundo. Sin embargo, los estados de cosas descritos y los hechos narrados en una novela no dibujan un mundo en su totalidad, ni siquiera son todos los que necesitamos para entenderla. El mundo desborda el texto de la obra y a la propia la obra, que sería ilegible sin ese mundo sobre el que tiene sentido. El lector hace inferencias, establece hipótesis, llega a conclusiones y adopta actitudes más o menos deliberadamente haciendo uso de supuestos y creencias que no son explícitas, sino que tienen que ver con ese mundo de trasfondo. Los personajes adultos han tenido una infancia, las emociones que motivan sus actos tienen una historia, cuando la acción deja de centrarse en ellos, siguen existiendo, los acontecimientos siguen teniendo consecuencias, las geografías de los lugares preexisten o en todo caso se suponen el escenario permanente de las historias, etc.