El arte en la Italia del Renacimiento "Arquitectura-Escultura-Pintura-Dibujo"
El Renacimiento italiano se cuenta entre los periodos culturales europeos de mayor esplendor. Desde que en 1860 Jacob Burckhardt publicara su obra capital titulada La cultura del Renacimiento en Italia, el interés por esa época tan extraordinariamente prolífica, comprendida entre los años 1300 y 1600, ha permanecido inalterado tanto para los historiadores de arte como para el público en general. Más aún, últimamente ha registrado un nuevo impulso: una vez concluidos los recientes trabajos de restauración, la Capilla Sixtina muestra los frescos de Miguel Ángel con una nueva luz, más ricos en color. Hoy día podemos admirar fácilmente las obras de esa época en los grandes centros en que floreció -Roma, Florencia y Venecia-, tanto en sus emplazamientos originales como en los grandes museos que las albergan, ya por sí solos obras únicas desde el punto de vista arquitectónico.
El presente libro trata de satisfacer, por una parte, la necesidad de condensar una orientación básica en un solo volumen y, por otra, la de documentarla con las más depuradas ilustraciones. Las obras de arte constituyen el foco de atención, por lo que la simple apreciación de las mismas puede ya transmitir los conocimientos básicos, independientemente del texto. Además, el lector puede vislumbrar una panorámica global del Renacimiento gracias a los variados enfoques y perspectivas con que lo tratan las diversas plumas que firman los textos, orientados a mostrar la inmensa riqueza de sus facetas mediante un análisis de las obras que considera aspectos de la historia del arte y de la cultura: a lo largo de sus líneas, el lector va descubriendo que los avances decisivos, generalmente considerados como característicos del Renacimiento, ya tuvieron lugar en la Baja Edad Media y, también, cómo se desarrolló el Renacimiento en los géneros artísticos principales -arquitectura, escultura, pintura y dibujo-, cuáles fueron las circunstancias y quiénes los artistas precursores de los impulsos innovadores más intensos. La interpretación errónea que mitifica el Renacimiento, tal y como se gestó a lo largo del siglo XIX, se va disipando conforme se avanza a lo largo de la obra. Ahora bien, incluso quienes no crean en los milagros culturales ni en las concepciones ideales de una época dorada pueden reconocer y admirar los logros artísticos de aquel periodo.