El país fértil
Pierre Boulez descubrió a Paul Klee en 1947, durante el primer Festival de Aviñón, y el posterior contacto con su obra y sus escritos no hizo sino reforzar su fascinación por el artista, cuyo método y reflexiones parecían reflejar sus propias inquietudes. Este libro es el testimonio de esta profunda y persistente admiración: dejando a un lado los lugares comunes sobre la influencia de la música en la obra de Klee, Boulez ofrece al lector un enriquecedor análisis de los diferentes enfoques teóricos que acompañan el proceso creativo en diversas artes y que pueden resultar provechosos a otros artistas. Una inestimable lección magistral que trasciende épocas y disciplinas, ilustrada con más de sesenta ejemplos de la fascinante obra del pintor.