Lejos de la costa
La palabra offshore tiene dos acepciones. La primera significa literalmente en el mar, alejado de la costa, y la segunda hace alusión a lo hecho, situado o registrado en el extranjero, especialmente para obtener beneficios de menores costes o impuestos, o de una regulación menos estricta. Habitamos nuestro día a día a través de personas, fuentes de energía, servicios y productos llevados lejos de nuestra costa y operando fuera de nuestra ley. Resulta difícil reparar en estas arquitecturas, ya sea porque permanecen convenientemente ocultas como porque hayamos asimilado su existencia con gran naturalidad.
Este libro reúne una serie de casos de estudio que van desde el turismo y la migración hasta la logística, pasando por las infraestructuras energéticas y los servicios telefónicos externalizados. Brasil, Rusia, India y China son los países BRIC cuyo protagonismo a nivel mundial se debe a la deslocalización. Los flujos compuestos por cuerpos, infraestructuras, servicios, mercancías y un largo etcétera han de discurrir de la forma más ventajosa posible. En consecuencia, cada vez se sitúan más alejados de la costa, yendo y viniendo desde emplazamientos que aúnan la combinación siempre ganadora de desplazar, ocultar y operar fuera de norma. Un viaje de ida y vuelta que transforma no solo lo lejano, sino también el entorno cotidiano más próximo. La arquitectura lejos de la costa permite incluir la excepción en el orden vigente. Crea un umbral esencial a las reglas económicas y jurídicas contemporáneas, aunque estas lo excluyan explícitamente. La relación con esa falta de ley es indisociable en el transcurso del orden normal de las cosas. La arquitectura offshore es una arquitectura de organización, cuyas herramientas espaciales se enfrentan a las usuales en la disciplina.
En alta mar, es posible eludir los inconvenientes de la legislación que regula en tierra. El mercado se ajusta constantemente en arquitecturas que responden a demandas temporales o circunstanciales, conformando un equilibrio complejo a la par que inestable. Heredera de su pasado marítimo comercial, la arquitectura lejos de la costa abre las propiedades espaciales y de gestión del mar para el espacio habitado.