Bonaparte. La lenta conquista del poder (1769-1802)
¡Quién hubiera podido decirle entonces al joven nacionalista Carlo Buonaparte, cuando luchaba en la montaña corsa por la independencia de su patria, al lado de Paoli, que aquel segundo fruto que Letizia Ramolino llevaba en su vientre, siguiendo a su marido por riscos y peñascos, iba un día a dominar Europa. Vino la derrota y con ella la reflexión; Carlo asentó la cabeza y, de regreso a Ajaccio, allí nacerán el resto de sus hijos.
Y llegó aquella revolución venida de Francia, ya muerto el padre. La ambigüedad de los Buonaparte, acabó obligándolos a abandonar la isla, perseguidos ahora por los paolistas contra los que se habían estrellado las apetencias de aquellos intrigantes. Y en el continente, Napulioni se hará jacobino, pues no le quisieron independentista corso.
La ambición del joven Napoleón y sus descollantes cualidades militares contribuirán a su ascenso, lento e inexorable.
El libro traza igualmente los grandes rasgos de aquella vorágina despiada y sangrienta que vino a desatarse, y sin cuyo conocimiento no resulta posible comprender el irrepetible destino de este hijo de la Revolución.
Fueron también aquellas singulares circunstancias las que pusieron al brillante general frente a Josefina, merveilleuse que, por entonces, se movía en los turbios sectores del Directorio.
Llegaron sus victorias en Italia, luego la conquista de Egipto que deslumbró a la opinión, y su regreso a Francia, mientras en París el poder directorial se encenagaba en el vicio y en la más indescriptible corrupción, sin que el terror persistente, hubiera sido sustituido por los elementales derechos ciudadanos.
Y vino Brumario; el lector juzgará si fue para bien.