Arte, revancha y propaganda
Tras la gran exposición en Ginebra de los fondos del Museo del Prado evacuados por el Gobierno republicano durante la Guerra Civil, las obras volvieron a España amenazadas, en esta ocasión, por el inicio de la Segunda Guerra Mundial, hechos narrados magníficamente en el libro de Arturo Colorado, Éxodo y exilio del arte. La odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil.
Pero en la inmediata posguerra, en su campaña antirrepublicana, el franquismo pivotó sus mensajes sobre dos comparaciones históricas, la del robo de los " rojos " con el saqueo napoleónico y la de la " nueva España " con la vuelta a las glorias del imperio. Era el irredentismo patrimonial, de " rescate de las obras robadas " durante la guerra o de reparaciones de viejas deudas del enemigo francés, ahora vencido por los amigos nazis.
La acusación franquista del saqueo del patrimonio tuvo su continuación en la búsqueda de obras de arte, salidas unas por vía oficial hacia Suiza o Francia, por decisión del Gobierno de la República o de los Gobiernos de Cataluña y del País Vasco, y otras por vía del robo. El " rescate " franquista no diferenciaba entre una u otra salida, pero como bien sabían los responsables, las facilidades para cada caso eran muy diferentes. Las primeras fueron prácticamente entregadas por los republicanos, que comunicaron dónde se encontraban; las segundas, sin embargo, dependían de las detenciones de la policía francesa, de la colaboración de la Gestapo o de las denuncias llegadas a la Embajada.