Arte, profanación y magia negra
¿Por qué una cama deshecha, un pene de látex colgado de un alambre o una cabeza de ternera putrefacta llena de moscas se exponen como obras de arte? ¿Porqué la obra señera del siglo XX es un urinario atribuido a Marcel Duchamp? ¿Quién lo decide? ¿Y por qué el público espera horas para ver todas esas porquerías? Desde una mirada holística y pertinaz, Pilar Baselga, historiadora de arte especializada en arte moderno, describe en qué manera los espacios expositivos están conectados con el blanqueo de capitales y la alta magia especulativa, y no cumplen la función primigenia de servir de vehículo espiritual entre el artista y el espectador. Cual siervo de la peregrinación a exposiciones, cegado por la elegancia y el lujo, el público participa sin percatarse del inframundo que subyace a la compra de su entrada y, creyendo ser el destinatario, se convierte en instrumento crédulo y obediente que refuerza al tiempo que alimenta el mercadeo del arte, analizado por la autora como magia negra. Este ensayo alumbra en cada párrafo la inquietante necesidad de verdad que anida en quienes saben que hay más tras las apariencias. Como la luz también, la acción de estas palabras es instantánea: posicionan a favor o en contra de cada argumento, de casi cada línea. La lectura generará aversión o atracción pero seguro que nunca indiferencia. Un ensayo que, sin duda, despertará la voz implacable de la certeza interior.