Ponte las espuelas, llena tus bolsillos de oro y munición y prepárate para viajar a 1880. Olvida todo lo que has oído sobre accidentes de minería, tormentas de polvo y la alta tasa de homicidios: ha llegado el momento de visitar el Lejano Oeste, pues no se mantendrá salvaje por mucho más tiempo. (...)